El sábado pasado, día 15 de Noviembre fue uno de los pocos días que me tuve que levantar realmente temprano, a las 4'30 h de la mañana, porque habíamos quedado a las 5 delante de mi casa con un taxista especial (taxi all-road 4*4 para 8 personas + conductor). Como eramos tantas personas y cada uno llevaba su maleta para pasar el fin de semana en la Isla Pelíkano, pues se tuvo que poner todas nuestras maletas en la parte de arriba del coche, tapado con una bolsa de plástico duro y bien atado con cuerdas. Eso sí, encima de nosotros llevabamos lo imprescindible: las cámaras de fotos, las cédulas y los pasaportes (por cierto, ya tengo una cédula que es como DNI de funcionario administrativo del estado panameño, y también ya tengo Visado, o sea que ya me facilita bastante en las aduanas, ¡por fin!). En el coche éramos dos compañeras mías del trabajo, Ana y Valentina, 2 chicos de la Cámara del Comercio, Luís y Julio, un chico de la Oficina Comercial de Bogotá, Rafa y una chica de la Oficina Comercial de Guadalajara, Mexico DF, Cristina, que habían venido a pasar unos días en Panamá (intercambio de becarios), una chica Española-Panameña Madeleine e yo, bueno, también el taxista, claro. Después de recorrer un par de horas por la carretera, por fin nos adentramos por la selva de San Blas por caminos. La mayoría de caminos era acesible y sin problemas, pero desde que tuvimos que cruzar un río...el río cubría toda la rueda del coche, y desde entonces, los caminos era todo barro, conducirlo ya no era fácil porque había momentos que el coche se iba hacia los lados, pero molaba. Ya me hubiese gustado a mí conducir un coche 4*4 con esas condiciones de camino.
En medio de la selva, se presentaron dos panameños que estaban caminando, el taxista les ofreció subir en el coche, pero no dentro, detrás del coche, subidos por el parachoches trasero sujetando con la rueda de repuesto. Entonces, si contamos.....en total éramos ¡11 personas! Mola mola. Llegamos al aeropuerto nacional, creo recordar que se llamaba "El Cartí", supe enseguida que estábamos llegando al aeropuerto porque estabamos conduciendo encima del asfalto y al mirar a lo largo de este mismo asfalto, se notaba que era una pista de aterrizaje por lo ancho que era y por las señalizaciones pintadas. Así que la pista de aterrizaje era compartido con aviones y coches. Mooola.
Allá nos vino a buscar con una lancha que nos llevaban a la Isla Pelíkano. El trayecto duró 2 horas, se nos hizo un poco pesado, pero era bonito ver como pasábamos de isla en isla como si fuera gasolineras en pleno desierto. ¡Por fin ya llegamos a la isla! Sólo había 4 cabañas con camas dentro y otra cabaña que hacía de bar-cocina, cabaña-wc con buenas vistas y palmeras. Desde entonces ya nos dedicamos a lo que es típico: tomar el sol, bañar, hacer fotos, bucear, etc..... Pero el momento que se hace de noche...ya nos tenemos que meter en el bar, era el único lugar donde hay luz proveniente de las placas solares, pero tiene su límite también. Gracias a la linterna-pinguino que me regaló una amiga, pudimos movernos por la isla (la isla tiene de tamaño como un campo de fútbol). Esa linterna-pinguino es divertido, porque no funciona con pilas sino se da con una manivela y así se genera energía suficiente para emitir luz.
Para volver, como era un lunes por la mañana, ya teníamos que trabajar, así que habíamos reservado un vuelo desde el aeropuerto El Cartí hasta Ciudad de Panamá (Aeropuerto Allbrook) para las 6 de la mañana. Era una avioneta de hélices, sólo para unas 20 personas y se podía ver la cabina de los pilotos, simplemente diferente. El vuelo duró media hora y nos costó 44 dólares. Se acabó nuestra aventurilla en la isla, pero luego vino lo peor: al día siguiente muchos de nosotros nos picaba mucho los brazos y las piernas, provocado por unos minúsculos mosquitos llamado Zancudo. ¡Malditos mosquitos!
Las fotos están aquí: http://picasaweb.google.com/victor.marti/15112008IslaPelikano
En medio de la selva, se presentaron dos panameños que estaban caminando, el taxista les ofreció subir en el coche, pero no dentro, detrás del coche, subidos por el parachoches trasero sujetando con la rueda de repuesto. Entonces, si contamos.....en total éramos ¡11 personas! Mola mola. Llegamos al aeropuerto nacional, creo recordar que se llamaba "El Cartí", supe enseguida que estábamos llegando al aeropuerto porque estabamos conduciendo encima del asfalto y al mirar a lo largo de este mismo asfalto, se notaba que era una pista de aterrizaje por lo ancho que era y por las señalizaciones pintadas. Así que la pista de aterrizaje era compartido con aviones y coches. Mooola.
Allá nos vino a buscar con una lancha que nos llevaban a la Isla Pelíkano. El trayecto duró 2 horas, se nos hizo un poco pesado, pero era bonito ver como pasábamos de isla en isla como si fuera gasolineras en pleno desierto. ¡Por fin ya llegamos a la isla! Sólo había 4 cabañas con camas dentro y otra cabaña que hacía de bar-cocina, cabaña-wc con buenas vistas y palmeras. Desde entonces ya nos dedicamos a lo que es típico: tomar el sol, bañar, hacer fotos, bucear, etc..... Pero el momento que se hace de noche...ya nos tenemos que meter en el bar, era el único lugar donde hay luz proveniente de las placas solares, pero tiene su límite también. Gracias a la linterna-pinguino que me regaló una amiga, pudimos movernos por la isla (la isla tiene de tamaño como un campo de fútbol). Esa linterna-pinguino es divertido, porque no funciona con pilas sino se da con una manivela y así se genera energía suficiente para emitir luz.
Para volver, como era un lunes por la mañana, ya teníamos que trabajar, así que habíamos reservado un vuelo desde el aeropuerto El Cartí hasta Ciudad de Panamá (Aeropuerto Allbrook) para las 6 de la mañana. Era una avioneta de hélices, sólo para unas 20 personas y se podía ver la cabina de los pilotos, simplemente diferente. El vuelo duró media hora y nos costó 44 dólares. Se acabó nuestra aventurilla en la isla, pero luego vino lo peor: al día siguiente muchos de nosotros nos picaba mucho los brazos y las piernas, provocado por unos minúsculos mosquitos llamado Zancudo. ¡Malditos mosquitos!
Las fotos están aquí: http://picasaweb.google.com/victor.marti/15112008IslaPelikano
Que bunic!!!
ResponderEliminarAmb lo que m'agrada fer snorkel :_)
Apa, no et queixis dels mosquitets, que val la pena pasar pel calvari, eh?¿ ^^
Mon.
Hey! que le haces competencia a mis fotos de Isla Saona (sobre todo a la de la estrella de mar, es igual que la mia, jejeje)
ResponderEliminarMe alegro de que lo estés disfrutando tanto. Un besazo!
Jaja, isa, veo que tambien haces las mismas actividades que yo! a ver si haciendo snorkel y nos chocamos con las cabezas, jeje.
ResponderEliminarVenga, un abrazo muy fuerte!!